Gran maravilla del interior de Andalucía, esa que se imagina y construye a la sombra de bellas serranías, el Puente Nuevo de Ronda es uno de los grandes embajadores monumentales de una de las poblaciones más hipnóticas e históricas de cuantas existen en Málaga.

Majestuoso (llegó a ser considerado el puente más alto del mundo) y de extraordinaria belleza, nos conquista su delicada fusión con las rocas de ese tajo en el que se asienta y de cuya profundidad se extrajeron las pesadas piedras que, allá por 1793, acabaron de darle forma tras más de cuarenta años de ingenio y duro sacrificio.

Pasear por él, por esa pequeña y emocionante frontera que, a través de tres arcos de medio punto, unió y une la Ronda vieja y la nueva, es una experiencia emocionante. Más aún si dejamos volar nuestra imaginación por ese tajo del que cuelgan las casas que lo blindan y en el que en lo más profundo, a casi 100 metros, encuentra refugio el río Guadalevín.

De su construcción (fue precedida por el hundimiento de un puente anterior que causó 50 muertes), historia, entorno etc. nos habla su Centro de Interpretación.