Encontrarse con ella, tan solo divisarla resulta sobrecogedor. No en vano estamos ante uno de los mayores legados de nuestra historia, esa que escribieron los árabes (Abderramán III y Hayrán) y ‘reescribieron’ los cristianos (Reyes Católicos y Carlos I) . Basta con saber que es la mayor de las ciudades que los árabes construyeron en España y que se emplearon lustros en culminarla para ser conscientes de su trascendencia.

Dominadora de Almería, de la ciudad y su bahía, la Alcazaba nos invita a un viaje por la historia marcado por tres espacios, dos en los que la huella musulmana es protagonista y un tercero en el que se da testimonio de la Reconquista y, con ella, de las construcciones impulsadas por los Reyes Católicos y Carlos I.

Los espacios de presencia musulmana, muy castigados por el paso del tiempo y por sucesos naturales como terremotos, nos invitan a disfrutar de los inconfundibles jardines árabes, suelos empedrados con pequeños canales de agua, fuentes y del testimonio, aún vivo, de lo que fueron casas palaciegas, aljibes califales, baños y mezquita.

En la parte más alta se localiza el castillo mandado a construir por los Reyes Católicos, un espacio en el que destaca la Torre del Homenaje, la gran atalaya almeriense, y que completan las torres de la Pólvora y la Noria del Viento.

Su gran aljibe central y su silo acampanado son también elementos característicos de una construcción que, en trascendencia y majestuosidad, se hermana con la Alhambra de Granada.