Uno de los mayores placeres que nos ofrece Andalucía es poder ‘perdernos’ por lugares que están impregnados de historia, tradiciones, paz, magia.. Lugares que marcan la diferencia, que nos hacen sentir vivos y que, como ocurre con el Barrio Nazarí de Montejaque nos transportan a épocas pasadas.

Un pasado, el árabe, que aquí, en este espectacular rincón de la Serranía de Ronda, se refugia en un estimulante laberinto de cal y tejas; ese que siglos atrás se lanzó a la difícil conquista de este espectacular paisaje de perfiles inimaginables, casi desafiante, de piedra caliza.

Icono de una localidad celosa de su pasado y extraordinario entorno natural, el Barrio Nazarí, pese al paso de los siglos, aún ejerce un gran poder hipnótico entre quienes, como nosotros, se aventuran a recorrer sus calles.

EL BARRIO NAZARI, EN 360

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Calles estrechas y serpenteantes, impregnadas del colorido y la fragancia de sus flores, en las que vida sigue fluyendo a ese ritmo, tantas veces anhelado, de paz y tranquilidad.

Dar buena cuenta de un buen desayuno montejaqueño en los bares y restaurantes que existen en el entorno de la plaza del Ayuntamiento y, plenos de energía, iniciar la ‘escalada’ por este cuidado laberinto de cal hasta llegar al Mirador del Castillo es una de esas experiencias que colman de felicidad a nuestros sentidos.

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