GRANADA
Localizado en uno de esos enclaves que nos quitan la respiración por su espectacular belleza, el Faro de Castell de Ferro hunde sus raíces en una antigua torre nazarí que fue reconstruida en el siglo XVIII para proteger las costa granadina de posibles invasiones y, sobre todo, de los ataques piratas.
Tanto es así que su maquinaría se ubica en la parte superior de esa antigua torre-vigía que, de nombre Torre de la Estancia, se asoma a un paisaje en el que el tiempo parece haberse detenido para regalarnos emociones que están reservadas a estos auténticos iconos del litoral granadino y andaluz.
Ubicado a 237 metros sobre el nivel del mar, en la cumbre de la punta del Melonar, el Faro de Castell de Ferro es el segundo más alto de cuantos salpican la Península Ibérica e, incluso, el cálido Mediterráneo, esa lámina de agua del que hace siglos es vigía.
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