Cuando decimos que la costa de Cádiz lo tiene todo, no faltamos a la verdad. Y es que a sus paradisiacas playas de arenas doradas y aguas azules y su rico patrimonio de castillos, torres de almenara, faros, almadrabas de atunes rojos, etc. une vistas que solo se pueden disfrutar en ella, ya que responden a enclaves únicos.

Entornos como el Estrecho de Gibraltar, esa ‘estrecha’ lámina (desde Punta de Oliveros en España a Punta Cires en Marruecos tan solo hay 7.2 millas náuticas, 14.4 kilómetros) de agua que une dos mundos, África y Europa, totalmente dispares, atractivos e impregnados de esa diversidad que tanto nos enriquece y atrae.

Uno de los enclaves más privilegiados para asomarse a esta mágica lámina de agua de grandes buques, cetáceos, corrientes complicadas y que escenifica el encuentro entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico es el Mirador del Estrecho.

A escasos seis kilómetros de Tarifa, nos permite contemplar este icónico punto de nuestro mundo, regalándonos vistas espectaculares tanto del Estrecho como de esas espectaculares líneas montañosas que anuncian en la presencia del territorio africano y entre las que destaca la más próxima, el imponente monte Musa, con una altura de 851 metros.

Cabe destacar que, antes de que se produjese el descubrimiento de América, el Estrecho estaba considerado el fin del mundo para los navegantes, escenificándose por las denominadas Columnas de Hércules, que eran el Peñón de Gibraltar y el mencionado Monte Musa.

Parar en este mirador (podéis disfrutar de un café en el bar del mismo nombre) y deleitarse con estas vistas es toda una experiencia que os aconsejamos.